Reparación - Algo sobre la Marca
<<En el mundo
de la música escrita hay multitud de estilos de composición. Si somos
meticulosos, vamos descubrir que conforman un promedio alto respecto de los
compositores y que estos, al menos en una de sus obras, habrán dejado plasmada
su marca en el tiempo. Por supuesto que solo me refiero a todos los que
se han perpetuado en un papel pentagramado (o a campo aperto, por qué
no). No hago hincapié en su calidad o maestría.>>
––Me aburro.
La miro y no puedo decirle nada. El día se acerca a
la media tarde y aún tenemos mucho por hacer. Ella está a mi cuidado por este
tiempo y debo intentar con todos mis trucos llevarla a buen puerto. Es tan
vital e intrigante que me es difícil aceptar que ya esté de este lado. El que
parezca hecha a mi medida es solo un misterio más entre tantos.
Me acomodo las gafas y vuelvo a mi lectura.
<<Si somos
sensibles a las formas, vamos a descubrir una constante inalterable a lo largo
de toda la historia, presente desde los dieciséis compases de llamado a la audiencia en las oberturas
de Monteverdi, hasta en las intrincadas estructuras cuasi-matemáticas de
Schömberg; un estable positivo que, aún para el experto, puede pasar
inadvertido. Esla marca ––voz, intervalo, acorde o ruido–– enfática que
es la célula mater de toda estructura
y que, por alguna razón que excede a las leyes, importa tanto como el tema
principal; sostiene y resuelve toda la obra: es su masa infinita de densidad
cero.>>
––¿Y si hablamos sobre la procreación en los
reptiles? Me interesa el método de apareamiento.
Vuelvo a quitarme los lentes y la observo; parece
mucho más joven que ayer, aquel ayer que haya sido, o cuando ella habitó entre
los vivos. Siento que hoy vamos por buen camino.
Me desvío de mi manuscrito por un momento.
––¿No deberías haber liberado a tus presas de la
carga?
No la amonesto ni soy severo, pero ella mira al
piso, luego al frente, a la pared; finalmente se gira hacia mí.
––¿Por qué esas palabras tan duras? Ya hablamos
esta mañana del tema y sabés muy bien que no es adrede (lo dice en presente).
Si pudiera deshacerlo ––hace un floreo con su mano izquierda y chasca los
dedos–– así, ya lo habría hecho. Por eso siento que mi parte ya está
cumplida. Y el daño reparado. No entiendo el por qué de todo esto.
No soy yo quien vaya a decírselo, pero de alguna
manera está en lo cierto. Es que aquí y ahora las leyes son tanto más difusas
que en el plano de lo positivo, y ya no todo depende de ella o de mí.
Si aún no consiguió llegar a su marca nada
puedo hacer, pero confío casi ciegamente en ella por lo que queda del día. Es
por eso vuelvo lo mío, así dude cada vez más de su eficacia. Es que yo no hago
las leyes, y si ella es retirada de mi órbita tal vez no vaya a disponer de
otro Reparador tan solícito.
Estaba en… ah, sí.
<<Esto,
trasladado a la escritura, sería como decir que en un trabajo de lo más
complejo y extenso en donde cada frase fue elaborada hasta su límite, siempre
––y acá no debería haber concesión–– una sola palabra puede y debe condensar y
soportar el peso monstruoso de todo el entramado.
Ahora bien: esa nota, palabra, pincelada, color o
fotograma, la marca (subrayo), ¿es
intención del compositor o es algo inherente a la naturaleza de las cosas?
¿Hay, acaso, una ley natural que rija nuestra sensibilidad ante ciertas
impresiones? ¿O estamos solo ligados a las inmemoriales sensaciones puras ––la
primera de cada una de las de su clase–– para luego revivirlas eternamente en
sus reflejos como lo que algunos damos en llamar déjà-vu?>>
––Como te gusta la retórica, ¿eh?
––Así no
puedo concentrarmeeee ––intento sin éxito mostrarme algo molesto. Ella se
ríe y su insolencia seduce.
––¿Soplar y hacer botellas? ¿Nunca?
––¿Y quién te dijo que eso es fácil?
––No dije que lo fuera.
No, no lo dijo, no.
Como tampoco dijo algo sobre sus verdaderas
pasiones, ni lo que haya sido su búsqueda, ni lo que recuerda entre penumbras,
a este lado del río. Parece que se supiera la punta de un iceberg que va a
mantenerse a flote hasta que el mar hierva; sabiendo también que eso va a
ocurrir, que todo puede ocurrir
mientras mantenga en ella encendido el foco de interés.
Hago un último intento por concluir mi pensamiento,
repasar mi arcaico manuscrito, casi desesperanzado,
<<Por eso, si
bien creo que esto es de suma importancia, dejo todo tecnicismo para los
doctos. Porque mi punto ancla en la necesidad de remarcar el hecho. Y el hecho es una incógnita en nuestra
ecuación, y es de primer orden; es el bombardero, la carga y su objetivo. Todo
solucionado en una sola marca en la escena aún oculta para los actores,
pero sensible para nosotros y quién sabe para cuántos de la audiencia.>>
––¡Bravo!
Levanto la vista en un sobresalto, pero de
inmediato veo que ha puesto los ojos en blanco y aplaude en silencio, como una
foca.
Y yo pienso en aquello que me ha contado, sus
pasos, sus victorias, sus errores y sus aciertos; también sus derrotas; y me
afirmo en su sabiduría, que es preternatural. Me cuesta creer que todo lo suyo
haya ocurrido en un tiempo tan breve, a su vez tan intenso y revelador. Quisiera
poder decirle a ella, a todos, que no es más que una vieja historia, tan vieja
como la humanidad, que se repite y repetirá a cada minuto y en todo plano, que
eso no es otra cosa que la misma condición humana… pero entonces ¿cómo
explicarle qué hace aquí? (Aunque ya haga un largo rato que no formula esa
pregunta.)
Mi método se basa primero en la percepción; más
tarde observo, luego sugiero y planteo. Después pregunto; pregunto, pregunto y
repregunto en todas las formas que puedo y que conozco. Es algo que sirvió para
mí y en eso confío. Pero por ahora...
––Voy al patio.
––¿Te gusta el lugar?
Todos los días parecen el mismo, y contamos con
esas 24 horas hasta que la arena se cuela por completo y debemos recomenzar de
cero. Para mí siempre un nuevo desafío. Para ella siempre el primer día.
––Sí, pero ni sueñes que voy a quedarme acá una
eternidad.
Por supuesto que no. Solo por el tiempo que lleve
tu reparación.
Le digo:
––No te confíes por el nublado; quedate a la
sombra. Y tratá de prestarme algo de atención.
Y ya ha salido de mi vista.
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