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Mostrando las entradas de enero, 2025

de Brevis y para Bertina: L'Escargot

  L’ESCARGOT a Boris Vian, a Claude Chabrol, al Cine. y a Bertina Dulbecco. Nota del narrador: esta historia me la contó, entre vino y vino, un caracol. Tal como todos sabemos, los caracoles se expresan en francés, idioma que manejo poco y nada. Y son bastante noveleros. Sin embargo le creí hasta la última coma. Por razones narrativas lo traje a primera persona, y espero que sepan disculpar cualquier digresión de mi parte ante aquello que debo inevitablemente solo interpretar. Una mañana de primavera, despertando de mi hibernación, veo a mis amigas lombrices aireando la tierra y saludando con un “¡Buenos días!: parece que al fin despertamos”. Las lombrices son ciegas, sordas y mudas, por eso siempre están de buen humor y son muy sagaces en sus comentarios. Mientras me asomo a mi casa (que, contrario a lo que todos piensan, no es una copia de la sucesión de Fibonacci, ya que para 1.202 mi casta largamente había habitado esta tierra y hasta fuimos ––modestia aparte–– inspiradores del...

Hola Buruti

 Hola Buruti, recién leo tu mensaje y las llamadas perdidas (emoji de quien se palmea la frente). Te cuento que ayer -y no lo supe hasta sobre el pucho- fue el cumpleaños de Robi, que es el pibe que nos lleva las cuentas a todos acá, y a todos (emoji de sorpresa) nos invitó a cerrar el día en su casa con unos tragos y algo para comer. Como bien sabés, puse los teléfonos en estasis y me dije hasta mañana. Sí, por suerte había alcohol, si no debería haber vuelto a casa y cargar con una botella de vino. Y pude comer: nada tenía ajo o cebolla o morrón; por supuesto esquivé con toda mi cintura al sushi, jajá . Pero lo que quiero contarte es esto, y prestame atención, digo, no estés en Instagram mientras leés mi texto ¿creés en que venimos configurados de fábrica? Quiero decir que hay programas (me río entre dientes porque pienso en los conspiranoicos) que vienen engramados, que así como un gato va naturalmente a ver qué hay en un balde porque supone que es agua y quiere tomar de ahí ¿ve...

La bellísima Mariel Ziegler.

Ya me había ido y mirá que pasaban años y años. Trabajaba en el Super sin tilde del centro. Mami pasaba de compras y ella preguntaba por mí. Mari, delicadamente le dijo: se casó, tiene casa propia y trabajo: UNA VIDA HECHA. Supongo que para Mariel, morena e incalculablemente bellísima, inviolable para alguien que vivió toda su infancia perseguido sin que nadie lo diga, habrá sido un qué le pasó a este tipo por no llegar a qué pelotudo. Pero vamos a unos pasos atrás, cuando podíamos caminar de la mano y... No, mis viejos, me rajo. Obvio que era yo el que bramaba, y Marielita se quedaba ahí, tal vez pensando en si quería seguir o no. Pero lo hizo. Lo hizo hasta el día en que a media caminata entre la iglesia y el cine me convertí en un espantajo que empezó a aletear profiriendo palabras que nadie pudo entender. La iglesia central estaba a dos cuadras y Raulito (párroco para quién fui monaguillo más de una vez) llegó a las corridas y me dio algo así como una extrema unción, o un perdón, o...